
ESTRATEGIA PARA AUMENTAR LA CONFIANZA EN UNO MISMO FÁCILMENTE
Me atrevo a afirmar que te gustaría tener 100 % de confianza hablando en público, delante de una persona importante o simplemente cuando estás en un entorno desconocido por poner algún ejemplo.
Pero en estos casos habrás dudado de ti misma, piensas que no serás capaz, que es demasiado difícil, que todos te están mirando o te exiges demasiado.
Te consolará saber que es completamente normal. Con la educación que hemos recibido extraño sería que no te ocurriera nunca.
¿NACEMOS CON CONFIANZA?
Las ansias de explorar el mundo llevan al confiado bebé a querer caminar. Cuando empieza es muy torpe: se desequilibra, se agarra al mobiliario, se cae, etc.
Pero tanto da, no se desanima y lo intenta una y otra vez. Finalmente, lo consigue.
Esos primeros pasos tan graciosos son el motivo de orgullo y alegría de sus padres. Sus rostros muestran ternura, comprensión y amor a ese tierno ser.
Le animan diciéndole lo bien que lo está haciendo y lo grande que ya es.
¿CUÁNDO EMPEZAMOS A PERDER LA CONFIANZA?
En la infancia se acaba la buena vida ya que tanto los padres como los maestros tienen puestas todas sus expectativas en que el niño aprenda para que, mañana tenga un buen trabajo y sea un hombre de bien.
Seguro que tus padres te repetían una y otra vez frases del estilo:
- Cuidado que tirarás el vaso.
- No te manches el vestido que es nuevo.
- No cojas el tenedor así que tirarás la comida.
Y tus maestros podrían usar estas otras:
- Repite el ejercicio porque hay una parte incorrecta.
- No has estudiado suficiente para el examen.
- Este es un aprobado muy justito.
Cuando fuiste niña tus equivocaciones ya no hacían tanta gracia. Tu proceso de aprendizaje no tuvo la misma tolerancia que cuando empezaste a caminar.
Tus padres exigían de una forma inconsciente que lo hicieras todo bien a la primera. Si te equivocabas te recordaban que ya te lo habían dicho o bien que si no prestabas atención sucedería lo que ellos pronosticaban.
Detrás de todas estas correcciones hay un tremendo amor de los padres y los maestros hacía los niños. Muy buenas intenciones con un método erróneo.
El aprendizaje se puede realizar o bien indicando lo incorrecto o bien resaltando lo correcto. La primera opción tiene muchos efectos secundarios mientras que la segunda opción proporciona felicidad, tranquilidad, seguridad y autoestima.
Generalmente se usa una educación basada en la negatividad, en mejorar lo que se hace mal, reafirmando poco las acciones bien realizadas.
La proporción habitual es indicar un 80 % las acciones a mejorar en contra de un 20 % de las actividades realizadas correctamente.
DÓNDE ESTARÍA TU CONFIANZA SÍ…
Imagina que empiezas un trabajo nuevo y tu jefe cada día te habla de la siguiente forma:
- No encuentro el dosier, no lo habrás puesto en el lugar adecuado.
- Tienes que prestar más atención.
- Este paciente no se atiende así.
- Cuantas veces te lo he dicho ya.
- No has redactado bien el informe.
- Esto ya te lo dije ayer.
- Te lo volveré a repetir a ver si lo entiendes.
¿Cómo te sentirías? Seguro que con unas ganas enormes de dejar el trabajo.
Con un lenguaje tan negativo lo que se pierde, entre otras habilidades emocionales, es la confianza en uno mismo. Así que cuando era una niña una y otra vez te corrigieron haciéndote perder, sin quererlo, esa confianza que sí tenías al nacer.
Ahora que ya comprendes porque perdiste la confianza en ti misma puedes dar el primer paso para dejar de sentirte insegura y de exigirte que deberías tener más confianza.
ESTRATEGIA PARA RECUPERAR LA CONFIANZA EN TI MISMA
La técnica es sencilla, pero como todo necesita practica. Así que soy tu entrenador y estamos en el gimnasio emocional. ¡Vamos, tú puedes! 😉
Has de reinvertir la proporción habitual: hablarte a ti misma con un 80% de mensajes positivos y un 20% con mensajes indicando aquello a mejorar, evitando la crítica destructiva.
Usa palabras afectivas, piropos, agradecimientos. Valórate, reconocerte, mirarte con buenos ojos al espejo, etc.
Por supuesto debes ser sincera. Al principio solo verás lo negativo de ti porque así has aprendido, pero practicando verás que haces más cosas bien de las que piensas ahora mismo.
El otro 20 % serían las críticas. Te recomiendo que primero las detectes y luego las reduzcas cambiando aquello que no te gusta en lugar de machacarte.
Como consecuencia de la técnica verás que al centrarte en las cosas positivas estas se reproducen. Psicológicamente está demostrado que aumenta aquello en que te fijas.
Cuando te pongas a practicar te costará llevar la cuenta del porcentaje 80-20 por lo que usa los dedos con la proporción en su forma reducida 4-1.
SITUACIONES DE APLICACIÓN
Aparte de usarla contigo misma también tiene otros usos.
En la relación de pareja:
- Si el lenguaje positivo es el habitual entre los dos sentiréis confianza en la relación. Pero si hay más de 20 % de mensajes negativos es necesario aplicar la técnica para sanear la relación.
Es más, el autor Eduard Punset va más allá y afirma que en las relaciones de pareja la proporción debe ser de 5 a 1 en lugar de 4 a 1.
En una relación laboral:
- Si eres coordinadora de un equipo la proporción es de 3 a 1.
Y con tus hijos, alumnos o amigos:
- Puedes mantener la proporción 4 a 1.
UN CASO REAL
Te cuento la entrañable experiencia de una cliente que utilizó la técnica con sus alumnos de 2º curso de primaria. Se quedó tan gratamente sorprendida conlos resultados que la aplica frecuentemente.
Sus alumnos cada mañana anotan en un calendario el día del mes, la temperatura, el viento y el estado del cielo.
Pero a pesar de ser una rutina diaria la mayoría de los niños la realizaban de forma descuidada. Por lo que a diario les pedía que mejoraran la presentación sin resultado alguno.
Así que una vez conocida la estrategia probó de aplicarla en el colegio. Se acercó a un alumno y le dijo.
- −Veo que has pintado sin salirte del cuadrado. −La maestra anotó un refuerzo positivo con un dedo escondido detrás de su espalda para no perder la cuenta.
- −Los números tienen el mismo tamaño. –Lo anotó con otro dedo mientras observaba de reojo como el niño se sentía contento por otro comentario positivo.
- –Has dibujado un sol muy redondo. –Notó en su cara una tremenda satisfacción por su trabajo.
- −Y has elegido los colores adecuados. −El niño ya no cabía en sí.
- Ahora le tocaba la “indicación para mejorar” y le dijo:
−¿Podrías pintar el recuadro lleno de color para que no queden huecos blancos? −El niño estaba tan satisfecho que lo hizo rapidísimo y con una ilusión inusual.
Al día siguiente fue el primero que acabó el ejercicio perfectamente.
Al darle una sola corrección tras una serie reconocimientos a un trabajo bien hecho se sintió seguro y motivado para superar ese pequeño reto que le proponía su maestra. Era un reto asumible por lo que al conseguirlo ganó seguridad y confianza en sí mismo.
Generalmente se corrige tanto que ni un niño ni un adulto pueden con toda esa información, se negativiza y se rebota.
Hay estudios psicológicos que indican que tenemos una capacidad limitada para absorber dos o más correcciones por ello, si solo te das una corrección a ti o a otros juntamente con una buena base de valoración conseguirás lo inimaginable.
Podría explicarte ejemplos de aplicaciones en pareja, con uno mismo, en el entorno laboral, pero he escogido este porque generalmente nos gusta ayudar. Ayudar a los hijos, a los amigos de forma inadecuada es contraproducente.
También porque todos llevamos a un niño interior dañado desde la infancia y ahora puedes revertir eso para sacar el máximo de la persona adulta que eres.
SIN ACCIÓN NO HAY MEJORA
¿Quieres ayudarte a ti, a tus hijos o seres queridos a recuperar esa confianza que está en el interior?
Prueba la estrategia primero contigo misma y observa que sucede. Luego prueba con tu hijo u otro niño, ver sus caras no tiene precio.
Ayúdate con los dedos para no descontarte y recuerda que el refuerzo positivo debe ser sincero de lo contrario la técnica no funcionará y perderás credibilidad.
Si, como yo, quieres que tus amigos tengan más confianza o sepan ayudar a otros, comparte este artículo en tus redes sociales. Gracias.