
¿POR QUÉ ME CUESTA LA TOMA DE DECISIONES?
Me atrevo a afirmar que no te cuesta nada la toma de decisiones cuando la opción que te plantean es fabulosa. Y te es fácil decir que No cuando la oferta es espantosa.
Pero la decisión se complica al tener que elegir entre escenarios que ni Sí ni No ni Blanco ni Negro. Cuando ni es del todo bueno ni es del todo malo.
Entre los factores que intervienen en la indecisión hay uno verdaderamente importante.
Había una vez una mujer que tenía que comprarse unas gafas nuevas. Odiaba llevar gafas desde el mismo momento que las usó por primera vez a los 11 años.
De pequeña, su madre tenía el peso en la toma de decisión del modelo de lentes a comprar. Pero ya siendo adulta la adquisición de este artículo se convirtió en una pesada tarea llegando a tardar hasta un año en decidirse por el modelo adecuado.
Durante ese año:
- Visitó todas las ópticas de su pueblo.
- 8 de cada 10 fines de semana su mente le repetía que Tenía Que Comprar las gafas.
- Por supuesto, 8 de cada 10 veces le salía un plan mejor.
- Por lo que constantemente su mente le recordaba que no había comprado las tormentosas gafas.
- Cuando por fin conseguía ir a una óptica se probaba decenas de ella, pero ninguna le acababa de convencer.
- Pasó el año llevando unas gafas anticuadas con las que no veía bien.
- Un largo año con la persecutoria obligación de tener que decidir.
¿QUÉ SE OCULTA TRAS EL RETRASO EN LA TOMA DE DECISIONES?
A primera vista podríamos decir que le costaba decidirse por: procrastinación, perfeccionismo, estética, comodidad, estar a la moda, buscar una buena oferta, etc.
Todo lo anterior es cierto, pero buscando más en la profundidad de su indecisión ¿Qué se encontraba? El Miedo.
Y el suyo tenía varias capas.
- En primer lugar, se podía ver un miedo a no verse guapa con gafas.
- Escarbando un poco más encontramos él miedo a no gustar a los demás.
- De allí salió un miedo a no encontrar pareja, ya que por aquel entonces estaba soltera.
- Buscando más profundamente se encontró con el miedo a quedarse sola.
- Y finalmente apareció el miedo a estar con ella misma.
CÓMO AGILIZAR LA TOMA DECISIONES COMPLEJAS.
Ella se atacaba a sí misma quejándose de su perfeccionismo, de su pereza, de su falta de decisión, etc. minando poco a poco su autoestima. Pero solo veía la punta del iceberg.
Lo importante, era ese miedo ramificado en múltiples formas que paralizaba su toma de decisión con multitud de excusas.
Después de leer el artículo, deseo que le des la vuelta a esos momentos y que de una decisión compleja aparezca la oportunidad para limpiar tus miedos más profundos. Y para ello te regalo una de mis fórmulas.
FÓRMULA RÁPIDA PARA LA TOMA DE DECISIONES:
- Siéntate en un lugar tranquilo donde puedas relajarte por un momento y cierra los ojos para conectar contigo.
- Pregúntate que es lo peor que podría pasarte si te equivocas tomando la decisión.
- Ves pensando qué harías si ocurrieran cada una de estas malas situaciones que te preocupan.
A medida que vayas encontrando soluciones a esos peores escenarios por regla general el miedo se va diluyendo. El temor se debilita y la valentía se fortalece.
Quizás es un miedo de algo que sucedió en el pasado y no quieres que se repita o una preocupación por algo que aún no ha sucedido, pero que quieres evitar a toda costa.
VIGILA A TU AUTOSABOTEADOR.
Tu mente te dirá que no te preocupes, que la solución llegará “El tiempo lo resuelve todo”.
Esta frase a veces es cierta y otras no. En este momento es un túnel secreto para escaparte de la toma de decisiones. Tu saboteador interno que quiere protegerte la usará cuando se vea atrapado.
El miedo tiene una función biológica, la de protegerte de sufrir, del dolor.
Existen tres reacciones ante él: atacar, huir o quedarte paralizado.
Un temor puede impedir la toma de decisiones cuando caminas hacía lo que tú verdaderamente deseas. A veces te mueves pero sin rumbo definido. O bien, eliges la dirección totalmente opuesta a tu sueño. Puede ser que ataques a quien no debes. O que no hagas nada pero que no te quedes en paz.
Por no descubrir la verdadera causa de una indecisión se pierde el tiempo y se gana sufrimiento. El tiempo no lo resuelve todo.
Acabas de leer cómo funcionamos los seres humanos ante la indecisión. Conocer nuestro manual de instrucciones es básico para ponerle la solución a nuestro mar de dudas.
Aplica la fórmula para indagar en ti y consigue esa libertad, seguridad, bienestar que tanto te mereces.
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